Lectura de Retablo de la Pasión y muerte de Juana la Loca 2015

Nota de Prensa.

La Fundación Corripio presentó en su salón de actos la obra <<Retablo de la pasión y muerte de Juana la Loca>>, con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del nacimiento de su autor, Manuel Rueda, nacido en Monte Cristi el 27 de agosto de 1921 y fallecido en Santo Domingo el 20 de diciembre de 1999, a los 78 años de edad.

La lectura dramatizada de la obra sobre Juana la Loca fue realizada por los actores  Carlota Carretero, Flor de Bethania Abreu, Mario Lebrón y Ernesto Báez,dirigidos por la actriz Maria Castillo, quienes se altemaron en la lectura de los parlamentos de la obra.

Esta intensa obtade teatro fue una de las últimas escritas por el gran artista y escritor. En septiembre de 1995, la obra fue depositada en las oficina del Instituto de Cooperación Iberoamericana, mejor conocido como Instituto de cultura Hispánica, para participar en el certamen que lleva el nombre del más ilustre dramaturgo español del siglo de oro.

Tres meses más tarde, Rueda recibió una llamada telefonica de Madrid, en la que le anunciaban que había obtenido el prestigioso <<Premio Tirso de Molina>> de ese año, habiendo triunfado sobre más de doscientos concursantes de España e Hispanoamérica, lo que llenó de alegría al poeta y músico montecristeño y de júbilo a la República Dominicana.

Antes de que comenzara la función, el escritor José Alcántara Almánzar, asesor de la Fundación Corripio, pronunció unas breves palabras en las que condensó la trágica historia de Juana la Loca, de quien dijo estaba destinada a ser reina de España, pero fue obstaculizada por su padre, el rey Femando de Aragón, y por su propio hijo, Carlo I de España y V de Alemania. La encenaron en Tordesillas, donde permaneció aislada casi medio siglo, hasta su fallecimiento.

Alcántara también dijo que el <<Retablo de la pasión y muerte de Juana la Loca>>  está escrito en un español de época impecable y tiene estructrura que revela la veteranía de Rueda como artista teatral consumado. La obra posee una fuerza dramática que impresiona a medida que avanzan las escenas de sus dos jornadas. Los parlamentos de los personajes, concluyó Alcántara, están llenos de incisivas frases que ponen al desnudo las interioidades de una época dominada por la Iglesia Católica y el despotirrno de unos monarcas que se creían eternos.